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Cómo consigo mantenerme activa a pesar de la migraña crónica

Siempre me he considerado una atleta competitiva. Durante casi toda mi vida, he competido en torneos de tenis por todo el país. También jugué en el equipo de tenis de mi universidad.

El ejercicio y la competencia no solo han desempeñado un papel importante en mi vida durante años, sino que también han desempeñado un papel muy importante en la configuración de mi identidad.

Hoy en día, ya no puedo ser la atleta que alguna vez fui debido a la migraña crónica. Cada vez que hago algún ejercicio de intensidad moderada, enseguida sufro migraña. Por esto, con frecuencia me encuentro en la cama durante días, incluso después de hacer algo tan simple como un par de saltos.

La última vez que fui a correr fue hace unos tres años. Lo recuerdo claramente. Mientras los primeros minutos de mi carrera por el East River en la ciudad de Nueva York me sentaron bien, la migraña me recordó rápidamente que ya no puedo hacer esas cosas. En unos minutos, me golpeó y me dejó atrapada en la cama durante dos días.

En un esfuerzo por mantenerme lo más activa posible sin dejar de atender a mi migraña, me he visto obligada a encontrar soluciones para mantener mi cuerpo sano cuando mi cerebro se niega.

He aquí algunas de las formas para mantenerme activa.

1. Yoga

El yoga es de baja intesidad, por lo que puedo hacer ejercicio sin esforzarme demasiado.

Especialmente me encanta el "yoga caliente". La clase a la que asisto se lleva a cabo en una habitación caliente y oscura, sin espejos y con velas sin aroma dispersas por todas partes. Me gusta porque me siento como si fuera la única persona en la habitación. La habitación con calefacción también hace que me sienta como si estuviera sudando todas las toxinas de mi cuerpo a pesar de no hacer una ronda intensa de cardio.

También es importante mencionar que el instructor pone música rap durante esta clase de yoga. Si bien el sonido puede ser demasiado alto para otras personas que viven con migraña crónica, me encanta este elemento adicional a mi práctica de yoga: es divertido.

Con lo único que tengo que tener cuidado es con hacer cualquier posición de manos o posturas al revés, que pueden resultar en una migraña para mí. Para evitar estas posturas, me pongo en la "postura del niño" o bebo un sorbo de agua.

2. Pilates en reformador

Mi otro ejercicio es Pilates en reformador. El reformador es un aparato con varias poleas que proporcionan resistencia a mis movimientos. Aunque a veces me gustan las clases de Pilates con esterilla, noto que las clases con reformador (o Cadillac) son un mejor entrenamiento.

Las clases a menudo van a un ritmo lento y no tengo que levantarme y sentarme mucho. Puedo sentir cómo mis músculos se fortalecen con cada movimiento. Además, algunos de los ejercicios me permiten recostarme en el reformador durante una parte de la clase.

3. Caminando por todos lados

Vivo en una gran ciudad, por lo que mi principal método de transporte es caminar. Eso significa que mi viaje por la mañana y por la tarde al trabajo implica una caminata de 20 minutos por trayecto. También camino hacia el almuerzo, las reuniones de trabajo y mis actividades posteriores al trabajo, así que camino por lo menos una hora cada día. 

Creo que caminar es la forma más fácil para hacer ejercicio (y llegar a donde voy) sin provocar un dolor adicional.

4. Tenis ligero

Aunque me encantaría volver a los días en los que jugaba asiduamente en competiciones de tenis, esta ya no es una opción para mí. Sin embargo, cuando es posible, trato de jugar una partida casual de dobles con mis amigos.

En estos casos, pasamos más tiempo calentando nuestros golpes de fondo que compitiendo. Y si comienzo a tener un ataque de migraña, me siento cómoda marchándome pronto.

5. Mantenerse activo tanto como sea posible

Cuando es posible, trato de tomar decisiones que me hacen un poco más activa. Por ejemplo, a menudo tomo escaleras en lugar de ascensores o escaleras mecánicas. Me ayuda vivir en un edificio sin ascensor porque no tengo más remedio que subir muchos tramos de escaleras cada vez que vuelvo a casa.

Además, durante la jornada laboral, trato de quedarme de pie en la parte de atrás de reuniones más grandes, y también aprovecho mi escritorio de pie. Cada pequeño paso ayuda.

El lado bueno

Aunque echo de menos a mi yo atlética y competitiva, tengo la esperanza de que algún día mis migrañas estén a raya y así poder volver a competir en la pista de tenis.

Mientras tanto, mi solución es seguir con métodos de ejercicio de baja intensidad.

Autora: Danielle Newport Fancher

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